Tracking
- 01 La Gruta de Balankanché (2008) – Diana Valdés. 7:47
- 02 Medéles (2005) – Iván Ferrer. 7:52
- 03 Orejas de Cristo (2006) – Manuel Ramos Negrete. 8:21
- 04 Semelíami (1996) – Alejandra Odgers. 4:17
- 05 Wild is the wind (2006) – José Luis Castillo Borja. 5:20
Músicos
Alejandro Moreno – Clarinete bajo
Créditos
- Producción: Alejandro Colavita, y Kaïs Demmers.
- Textos y Traducción: Dulce Huet
- Diseño gráfico: Maximiliano Oropeza
- Fotografía: Alajandra Barragán
- Grabación: Estudio de Piedra y Estudio Star Track
- Ingenieros de grabación: Andrés De Robina, Carlos Armando Vázquez y Pamela Raquel Mayorga
Libro
Premios
La Gruta de Balankanché – Diana Valdés
Nominada a la mejor canción en la categoría “Experimental Song” del Just Plain Folks Music Awards 2020
Alejandro Moreno – A L´Avant Garde!
Nominado a mejor Album en la categoría “Experimental Album” del Just Plain Folks Music Awards 2020
Video
Alejandro Moreno – A L´Avant Garde!
Alejandro Moreno y su clarinete bajo en Si bemol
por Dulce Huet
La presente colección de piezas da cuenta de la incorporación del clarinete bajo en Si bemol, un instrumento versátil, flexible, ágil, de amplio registro y timbre cálido, al repertorio de la música contemporánea, en un momento de gran eclecticismo y fusión de los diferentes lenguajes compositivos que se han utilizado a lo largo de la historia de la Música, y que se han investigado y profundizando en la última mitad del siglo XX y principios del siglo XXI.
Cada obra, en su muy singular estilo, abre los oídos del escucha atento a nuevos mundos sonoros, que en gran medida retratan la complejidad y dinamismo de nuestro mundo actual. Diversidad, incorporación de medios electrónicos, tradición, mestizaje, experimentación e investigación, colorean, subrayan y matizan la expresión sonora de los compositores e intérpretes, como una muestra de la creatividad musical de nuestro país, -que compite exitosamente con otros países de gran tradición y arraigo musical.
Alejandro Moreno ha logrado capturar e introyectar el timbre polifacético de este extraordinario instrumento, rico en matices y posibilidades expresivas. En su interpretación se percibe una gran capacidad de emitir matices extremos en cualquier registro y un conocimiento profundo de las nuevas técnicas extendidas. Su versatilidad en la forma de abordar los multifónicos, por ejemplo, que son la más cálida invitación para que los jóvenes compositores proyecten un discurso nuevo e iluminado, para ayudarnos a comprender nuestro mundo, a través de sus sonidos.
Sobre La Gruta de Balankanché, para clarinete y cinta, del 2008, de Diana Valdés.
La gruta que visitamos los escuchas de la obra, transitamos con la música, en un fluir del agua, con frío, voces y recuerdos. Sí es húmeda y misteriosa esta gruta y su visitante, pero éste es curioso y activo. Es una interacción sana y agradable entre los mundos acuosos y secos. El clarinete habla, canta, se expresa con sencillez y claridad, propositivo e indagador. El ambiente te envuelve, te lleva a un climax, regresa contigo y se despide de ti cálidamente, como reflexivo, pensativo; recordando y recobrando el fluir y el estar de ese mundo acuoso, que se nos escapa.
Sobre la Sonata “Modéles”, (2005),. Para clarinete bajo y piano de Ivan Ferrer Orozco, (1976).
Total compenetración entre uno y otro instrumento explotando de ambos sus capacidades de reverberación, resonancia, intensidad.
En la parte medular los solos de ambos instrumentos confrontan con insistencia el material temático que antes compartían. El sólo del clarinete bajo es un oasis de sonidos agudos y graves en una amplia extensión armónica. Y el piano dialoga y responde con extensiones de sus parte media a la aguda compartiendo intervalos y saltos con recursos muy variados, trinos, trémulos y arpegios. Una lúcida capacidad de síntesis entre loa forma sonata y los materiales espectrales de sus objetos sonoros.
Sobre Orejas de Cristo, (2006), para clarinete bajo y electrónica, de Manuel Ramos Negrete, (1974).
Esta obra es una versátil fantasía que ilustra un ambiente campirano, al amanecer, en donde los recursos electrónicos, y las técnicas extendidas conviven, juegan con las melodías e interactúan con gallinas, puercos, pájaros y pollos. Rítmicamente interactiva, activa y orgánica, que al alejarse nos deja cálidos aires de nostalgia, al término de la fiesta.
Sobre Semelíami, (1996). Tema y variaciones para clarinete bajo, de Alejandra Odgers, (1967).
Semelíami, significa “musica para ser bailada” en rarámuri, lengua indígena del norte de México.
A partir de un tema sencillo y claro, poco a poco se van agregando elementos que enriquecen el discurso rítmicamente, dándole movimiento, vida, juego, contrapunto, y melodía al tema principal, mediante un fluir amable, diáfano y agradable al regresar del viaje y volver al tema sencillo y claro que dio origen a la aventura compartida: 7 emisiones de 5 sonidos, uno de ellos, repetido 2 voces.
Sobre Wild is the wind, (2006), de José Luis Castillo Borja. (1974). En esta pieza, y gracias también al uso de los pedales de distorsión y reverberación que utiliza el compositor, entramos al mundo interior de este instrumento aerófono, cuya materia prima es el aire. Los multifónicos, -parte importante de esta pieza- son muchas imágenes y metáforas a la vez para nuestros oídos: canto, grito, lamento, aliento, ruido, vibración e insistencia. Comienza con un gesto intempestivo lleno de aire, energía y dinámicas contrastantes. Poco después, nos sorprende con una música suavísima producida mediante respiraciones circulares. Paulatinamente las facultades contrastantes de las vibración, su resonancia y su reverberación van incorporando y transformando sonidos y ruidos dentro de un discurso musical variado, enriquecido por los ecos y la polifonía, esto es, sonidos simultáneos producidos por el instrumento y los pedales. Las distancias entre los sonidos, sus alturas, nos acercan a los placeres reveladores de los multifónicos, esto es, varias notas de un acorde juntas y al mismo tiempo. Otro elemento inquietante es la voz del intérprete que se cuela con el instrumento al unísono. El clarinete bajo salta, brinca, nos apoya y nos avientan al cielo, para invadir y transitar junto al viento, la furia, los anhelos.