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- 1. Looped (2017) Jesús Lara Valerio (1976- )
- 2. El solista de jaquet droz (2017) Mauricio García de la Torre (1976- )
- 3. Aire sonoro (2017) Mario Lavista (1943- )
- 4. Izpapálotl (2017) Alejandro Colavita (1973-)
- 5. Quantum (2017) Itziar Fadrique (1974- )
- 6. Impresiones no. 1 (2017) Sergio Robledo Acevedo (1983- )
- 7. Cold-wind garden (2006) Jorge Torres Sáenz (1968- )
- 8. Nanahuatzin (2017) Ariel Waller (1946- )
Músicos
Sergio Robledo Acevedo – acordeón
Créditos
- Producción y Grabación: Alejandro Colavita
- Grabación: Jesús Lara Valerio
- Grabado en IMCOMUSIC
- Fotografía: Gabriel Hernández Tinajero
- Diseño gráfico: Juan Pablo Betancourt
Libro
Reseñas
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Sergio Robledo Acevedo – El Acordeón Contemporáneo. México
El Acordeón contemporáneo en México
El acordeón es un instrumento de viento que pertenece a la familia de lengüeta libre. El primer prototipo fue creado por el austriaco Ciryl Damián en 1829. Se trataba de un instrumento muy pequeño y con notorias limitantes técnicas e interpretativas. Con el paso de los años, se le hicieron mejorías y el instrumento se fue diseminando con los flujos migratorios por distintas regiones de Europa. Razón por la que el acordeón es un instrumento no estandarizado a nivel mundial, sino que tuvo desarrollo y adaptaciones regionales para distintos tipos de música; a consecuencia de lo anterior, en la actualidad se tienen acordeones cromáticos (para Música de Concierto y el Jazz, por ejemplo) y diatónicos (para música tradicional de distintas regiones, por ejemplo el Tex-Mex, la música norteña tradicional de México o el Vallenato en Colombia).
Se considera que el acordeón llegó a México con la llegada de alemanes y franceses, principalmente, durante los últimos años del siglo XIX y los principios del XX. El instrumento de inmediato tuvo un fuerte arraigo en la música tradicional de la parte norte del país, en donde se gestó la redova, género característico similar a la polca, que es interpretado con acordeón diatónico y bajo sexto, principalmente. El acordeón cromático en México se empleó en la interpretación de boleros así como en géneros que llegaron de Europa y se mantuvieron como tales, por ejemplo, canciones napolitanas y música francesa.
En el ámbito de la música académica, también llamada de concierto, el acordeón es un instrumento relativamente nuevo a nivel mundial y aún más en México. Fue durante la segunda mitad del siglo XX que el acordeón tuvo un desarrollo vertiginoso en aspectos de construcción (se comenzaron a fabricar acordeones con características cercanas a las actuales que le permiten desenvolverse plenamente en prácticamente cualquier género) así como la técnica de los intérpretes y el conocimiento y uso del instrumento por parte de los compositores. Lo anterior generó movimientos muy fuertes de difusión del acordeón y creación de repertorio original para él en diversos países, principalmente en la ex Unión Soviética y algunos países de Europa occidental como Alemania, Francia, Italia y España. Con el paso de las décadas el repertorio internacional para acordeón de concierto ha crecido notoriamente.
El acordeón en México, hoy en día, aún no es un instrumento que sea muy conocido en el ámbito de la música de concierto. El número de obras originales para acordeón de compositores mexicanos no es muy extenso, es por ello que el propósito de este disco, fue generar un vínculo con seis compositores mexicanos para que cada uno de ellos, según su propio lenguaje y visión de la música, creara una obra original, con lo que se le dé impulso al necesario proceso de engrandecimiento del repertorio mexicano para acordeón.
“Looped” (Ah, déjame repetirlo…) de Jesús Lara Valerio se recrea en una permanente circunvolución temática que se envuelve a sí misma. En el procesode cada vuelta de la banda infinita, se despliega intermitentemente el único edificio sonorto que es jalado y deformado por los inesperados desplazamientos y cambios de tiempo. Conforme se suceden las elásticas repeticiones, la banda infinita va revelando detalles de sus distintas texturas, que forman relieves sinuosos alrededor de la frase principal cuyo final está conectado con su propio comienzo.
“Itzpapálotl” para acordeón, obra compuesta por Alejandro Colavita teniendo en mente la mitología y la cosmovisión Chichimeca. A continuación se citan las líneas que inspiraron la creación de esta obra:
Itzpapálotl (mariposa de obsidiana) fue enviada a la tierra con capa para ser invisible. Se maquillaba con polvo blanco y colores. En su pecho poder y fuego. En la guerra, 400 mixcoas cayeron en manos de Itzpapálotl, quien se los comió. Ordenó flechar águila, tigre, conejo, culebra y venado rojo, y entregarlos a Xiuhtecuhtli (dios del fuego), dios antiguo.
Itzac Mixcóatl (nube de serpiente) escapó y se escondió dentro de una biznaga. Itzpapálotl embistió la biznaga, pero Iztac Mixcóatl salió y flechó repetidamente, evocó a los 400 quienes la flecharon una y otra vez. Itzpapálotl murió y fue quemada. Con las cenizas los guerreros se empolvan y se pintan las orejas. A su muerte se convirtió en una de las estrellas acompañantes del sol e hija de los creadores de las estrellas”.
“Aire sonoro”, primera obra para acordeón solo de Mario Lavista, uno de los compositores mexicanos de mayor renombre a nivel nacional e internacional. Esta pieza, de carácter calmo y tranquilo, casi estático, es un coral en el que el fino entretejido de las voces y las sonoridades pasan de la consonancia a la disonancia, de la tensión a la calma, de la oscuridad a la luz. En esta pieza, Lavista explora, en su mayor parte, el registro medio-agudo del instrumento, así como su capacidad de sostener los sonidos por lapsos largos de tiempo y modificar, en el transcurso de las notas, algunas de sus características como la intensidad o el timbre.
“El solista de Jaquet Droz” de Mauricio García de la Torre. En el siglo XVIII el relojero suizo Jaquet Droz creó relojes mecánicos de asombrosa belleza y complejidad, sus piezas son auténticas obras de arte en el aspecto estético y también en lo mecánico. Probablemente, dos de las creaciones más sorprendentes de Jaquet Droz son dos autómatas: una muñeca que mecánicamente genera todos los movimientos digitales necesarios para que interprete piezas musicales en un pequeño órgano que efectivamente produce sonido y un muñeco que gracias a complejos mecanismos puede escribir diversas palabras o dibujar animales, por ejemplo un perro, en un papel que se coloca debajo del lápiz que sostiene con su mano. En dichos autómatas fue que Mauricio García se inspiró para componer esta obra, la cual utiliza el acordeón y sus características mecánicas de una manera poco convencional para recrear, sonoramente, los autómatas de Jaquet Droz.
En “Quantum”, Itziar Fadrique explora todo el registro sonoro del acordeón, desde los graves más profundos hasta los más agudos más altos y sutiles, con la finalidad de recrear la dialéctica entre la luz y la oscuridad, lo calmo de un cielo con nubes en contraste con una tormenta y la aparición sonoridades alusivas a un monstruo marino que respira de manera agitada, atemorizante por medio de la respiración natural del acordeón, para dar paso, hacia el final de la pieza nuevamente a la luz y la tranquilidad de un paisaje con nubes. Para esta pieza, Itziar Fadrique tuvo que valerse de técnicas y un lenguaje fuera de lo convencional para transmitir al intérprete una “no partitura” que le indique el camino a seguir para recrear la obra.
“Nanahuatzin” es la primera obra para acordeón compuesta por Ariel Waller. Estructurada a partir de una escala pentáfona simétrica, desarrollada por el propio autor, y con una rítmica caracterizada por ser un continuo enérgico, Ariel Waller recrea un entorno prehispánico y la historia de Nanahuatzin, un personaje que ofrece con valor su propia vida con el objetivo de evitar el final del ciclo de vida que, para la cosmovisión del pueblo mexica, hubiera representado el final de dicha civilización. Con su sacrificio, Nanahuatzin ofrenda a los dioses sus propia vida para convertirse en el quinto Sol y mantener, con ello, la civilización mexica en pie.
“Cold-Wind garden” de Jorge Torres Sáenz es la única pieza incluida en este disco que no fue compuesta originalmente para él. Esta obra data de 2006 pero fue incluída debido a la visión tan particular y el sólido lenguaje del autor en el uso del acordeón, es un gran referente de la composición para acordeón en México. Para describir la obra no hay nada mejor que las propias palabras del autor, las cuales me permito citar a continuación:
“Un viento gélido delinea en Cold-Wind Garden la sensación desolada de un jardín en invierno. He pensado al soplo del acordeón como un resplandor que coligue resuello, exhalación y tramontano violento. Reiteradamente, los senderos de este jardín imaginario, suspendidos entre el soplo y la penumbra, conducen al silencio como morada vacía de sí misma. Nihilidad, más no nihilismo; vacío que abjura el relativismo de la nada sartreana al abismarse en lo que Keiji Nishitani llamaría “la inmensidad celeste de la vacuidad”. Allí, al centro de la rosa náutica, en la frágil quietud del espacio silente, se halla Kû, el corazón de la vacuidad, que es el punto de restauración de todos los estados del ser. Dedicado a la memoria de Toru Takemitsu, Cold-Wind Garden opera también como el ritual de un Réquiem, pero no en el sentido del que ruega, sino de quien convoca la presencia.”
En “Impresiones No. 1” se aborda la composición desde la visión del propio intérprete. Esta obra consta de tres momentos, una introducción en la cual la sencillez de la línea melódica, en el registro grave del instrumento consiste una evocación, un llamado a lo que vendrá posteriormente; un movimiento basado en la nostalgia que genera la pérdida física de un ser amado, mi padre, ocurrida durante el proceso de creación del presente fonograma, esta sección constituye una especie de coral en ofrenda a uno de los seres que me brindaron la vida. El segundo movimiento representa un contraste total al anterior; en éste se celebra la vitalidad y la energía de una nueva vida, la de mi pequeño Benito, quien a menudo me pide tocar música para acompañar sus juegos y mundos imaginarios. Este movimiento surgió a raíz de que mi pequeño me pedía algo para acompañar el vuelo de un avión de juguete, esa nave que surca vertiginosamente los infinitos cielos de la imaginación de un niño.
Sergio Robledo Acevedo
Sergio Robledo Acevedo, acordeonista
(Ciudad de México, 28 de Enero 1983- )
Realizó sus estudios profesionales de acordeón en la Facultad de Música (antes Escuela Nacional de Música) de la Universidad Nacional Autónoma de México en la cátedra de Iduna Tuch. Al término de sus estudios profesionales obtuvo la Medalla “Gabino Barreda” al mérito universitario. Cursó talleres de perfeccionamiento y especialización técnica e interpretativa con Friedrich Lips en los años 2005 y 2008 en Imst, Austria.
Como solista, su enfoque principal radica en la interpretación y difusión del repertorio original para acordeón de concierto.
Ha estrenado obras originales para acordeón de varios compositores mexicanos, entre ellos figuran: Jorge Torres Sáenz y Mario Lavista. Actualmente realiza, con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes por medio del Programa de Apoyo a Proyectos y Coinversiones Culturales, el proyecto “El Acordeón contemporáneo en México”; el cual consiste en el encargo de seis obras originales para acordeón al mismo número de compositores mexicanos, las cuales quedarán grabadas en una producción discográfica que será presentada en el mes de octubre de 2017.
Ha sido invitado en varias ocasiones a tocar con las principales orquestas del país, entre ellas: la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).
En el ámbito de la música de cámara, fue integrante fundador del Quinteto Entretango, ensamble con el que obtuvo el Primer Lugar en el 4º Concurso Internacional “Libertango” de interpretación de música de Ástor Piazzolla, que se llevó a cabo en Marzo del 2011 en Barnaul, Rusia.
En mayo de 2016 fundó el “Grupo Jazz-Fusión” de la Secretaría de Marina Armada de México, del cual es director y con el que realiza una intensa actividad musical dentro y fuera de la Ciudad de México.
Desde al año 2005 ha trabajado ininterrumpidamente en la musicalización de obras de teatro, para algunas de las cuales ha compuesto la música original, como “La Monarquía casi Perfecta (El Panfleto del Rey y su Lacayo)” y “Asaltos Escénicos Urbanos en homenaje a Octavio Paz y Efraín Huerta en el Centenario de su nacimiento”.
A partir del mes de abril de 2014, es profesor de Acordeón y Música de Cámara en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México.