Es el resultado de la experimentación con esta música tradicional mexicana por parte del compositor Andrés De Robina, en el proceso de producción, fueron grabados violines, jaranas, requintos, cantos, tololoches, tarimas y percusiones, instrumentos tradicionales que se fabrican especialmente para interpretar este género musical, registrando diversos sones tradicionales en distintas tonalidades, todos a la misma velocidad. Con el material reunido, el autor utilizó las herramientas propias de un estudio de grabación con su creatividad propia para general sus propios arreglos, con la edición del material en fragmentos; superposición de varios sones; poli-tonalidad de un son; contrastes de métrica de 3v4; así como efectos y/o procesos por computadora, enfatizando variados aspectos de esta música, para crear sonoridades y ambientes que destacan y contrastan, con la pasión y profundidad del son jarocho.